--- Sólo los hombres pueden unirse a la Yakuza.
Este es uno de los principios irrefutables que rigen la mafia japonesa, que está formada por más de 20 sindicatos criminales en toda Asia.
En su historia de más de 300 años, sólo hay un registro de una mujer que completó el ritual de iniciación en la Yakuza.
Soy Mako Nishimura, quien mostró un espíritu inusualmente rebelde desde una edad temprana y se unió a una pandilla conocida como Bosozoku.
Su encuentro con un joven miembro de la Yakuza fue un punto de inflexión en su vida.
Fascinada por el mundo del crimen organizado, pronto se involucra en las actividades ilegales de esta mafia.
La apariencia frágil de Nishimura, que ahora tiene 57 años, contrastaba marcadamente con su propensión a la violencia.
``Era muy buena peleando y nunca perdió contra un hombre'', le confesó una vez a la investigadora de la Universidad de Oxford, Martina Barradell.
Se ganó su confianza estudiando a la yakuza desde dentro durante muchos años.
Su historial criminal abarca desde golpizas a rivales hasta tráfico de drogas y tráfico de mujeres para prostituirlas, pero su naturaleza despiadada abre puertas que antes estaban cerradas a las mujeres.
Debido al declive de la yakuza en las últimas décadas y a circunstancias personales (es madre de dos hijos), Nishimura abandonó el inframundo y comenzó una vida normal.
Ahora dirige una organización benéfica dedicada a apoyar a otros ex miembros que, como ella, desean reintegrarse a la sociedad.
Martina Barradell (Trieste, Italia, 1988) quedó fascinada por Nishimura y la historia de la Yakuza y desarrolló una red de contactos con figuras del crimen organizado japonés.
