Un juicio de alto perfil por asesinato contra un exministro del gobierno en Kazajistán fue seguido por millones de personas por televisión y ha puesto de relieve el problema de violencia doméstica en el país.
Con una sentencia histórica, un político que alguna vez fue muy poderoso tuvo que rendir cuentas por el asesinato de su esposa y se promulgó una nueva ley.
Ahora surgió la pregunta de si podría haber justicia para otras víctimas.
ADVERTENCIA: Este artículo contiene detalles de violencia contra mujeres
Los hechos, tal como se expusieron en el tribunal, fueron aterradores.
El exministro de Economía del país mató a golpes a Saltanat Nukenova en noviembre de 2023 en un ataque que, en parte, fue grabado por cámaras de seguridad.
El día del asesinato, poco después de las 07:15 hora local, imágenes de un restaurante de la capital de Kazajstán, Astaná, captaron a Kuandyk Bishimbayev golpeando y pateando a Saltanat, y arrastrándola por el cabello.
Lo que sucedió exactamente durante las siguientes 12 horas no está claro.
Parte de ello fue captado con el propio teléfono móvil del exministro: imágenes mostradas al tribunal, pero no al público.
El audio capta a Bishimbayev insultando a Saltanat e interrogándola sobre otro hombre.
El tribunal escuchó que Bishimbayev llamó varias veces a un vidente, mientras su esposa yacía inconsciente en la sala VIP del restaurante, donde no había cámaras.
Finalmente, poco antes de las 20:00 horas, llamaron a una ambulancia. La mujer ya estaba muerta y, según la autopsia, probablemente llevaba entre seis y ocho horas así.
El examen forense, detallado ante el tribunal, señalaba que Saltanat sufrió una lesión cerebral por contusiones externas, abrasiones y heridas.
Se habían acumulado 230 mililitros de sangre entre su cráneo y la superficie del cerebro. Había signos de estrangulamiento.
El pariente de Bishimbayev, Bakhytzhan Baizhanov, director del complejo donde estaba ubicado el restaurante, fue condenado a cuatro años de prisión por ocultar un crimen.
Afirmó durante el juicio que Bishimbayev le pidió que borrara las imágenes de las cámaras de vigilancia.
El 13 de mayo, el Tribunal Supremo de Astaná condenó a Kuandyk Bishimbayev, de 44 años, a 24 años de prisión por el asesinato de Saltanat Nukenova, de 31 años.
Pero en Kazajistán, donde cientos de mujeres mueren cada año a manos de sus parejas, no era fácil obtener una condena.
Los agresores son llevados ante la justicia en sólo uno de cada cuatro casos de violencia doméstica en el país, estima la ONU.
Muchas mujeres están demasiado asustadas como para presentar una denuncia.
Como dice el hermano de Saltanat, las mujeres kazajas “ya han estado gritando antes, pero nunca han sido escuchadas".
Hasta ahora.
La infancia de Saltanat transcurrió en la ciudad nororiental de Pavlodar, cerca de la frontera de Kazajistán con Rusia.
Después de terminar la escuela, se mudó a la antigua capital, Almaty, donde vivió durante un breve período con su único hermano mayor, Aitbek Amangeldy.
"Ese tiempo fue precioso para nuestra relación", cuenta Aitbek, detallando cómo él y su hermana desarrollaron una estrecha relación hasta la edad adulta.
Saltanat Nukenova llevaba menos de un año casada con Kuandyk Bishimbayev cuando este la mató.
Fue arrestado en 2017 por cargos de soborno y finalmente sentenciado a 10 años, tras pasar menos de tres años tras las rejas.
En ese momento, Saltanat trabajaba como astróloga, una pasión que comenzó después de que su madrina le regalara un libro cuando tenía nueve años, afirma su hermano.
"Ella ayudó a mujeres que se encontraban en distintos tipos de situaciones difíciles, ya fuera en las relaciones familiares, en el matrimonio o con los hijos", explicó, recordando a su alegre y sonriente hermana y sus sueños de abrir una escuela de astrología.
Cortejo "largo y obsesivo"
En su testimonio, Aitbek contó que Bishimbayev intentó concertar una cita con Saltanat, quien inicialmente rechazó la solicitud.
Dijo que siguió un "cortejo largo y obsesivo" y Bishimbayev logró obtener el número de teléfono de Saltanat.
Aitbek afirma que su hermana le mostró mensajes en los que Bishimbayev le había pedido reunirse y la animó a no creer todo lo que se había escrito y dicho sobre él.
A los pocos meses de ese encuentro se casaron. Y los problemas no tardaron en empezar.
Saltanat compartió con su hermano fotografías de hematomas e intentó dejar a su marido en varias ocasiones.
Dijo que Bishimbayev estaba tratando de aislarla, después de que Saltanat dejara el oficio que amaba, ya que él le "prohibió" trabajar.
Como dijo la juez al tribunal al sentenciar a Bishimbayev, fue un asesinato con una particular crueldad.
Y, sin embargo, Bishimbayev había tratado de restarle importancia. Admitió haber causado daños corporales a Saltanat que le provocaron la muerte, pero negó rotundamente que fuera intencional.
Pidió al jurado que fuera "objetivo y justo".
Mientras tanto, su abogado le preguntó a Aitbek si su hermana Saltanat prefería que "los hombres dominaran" en las relaciones o si ella dominaba.
"¿Hablas en serio?", le respondió.